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7 de mayo de 2024 | Cultura

Pionero del rock argentino

Javier Martínez y su mirada sobre el arte y la política

El cantante y baterista de Manal fue el primero en dar una definición pública dentro del rock argentino: "El artista no debe descender a la arena política", dijo, parafraseando a Goethe. Muchos años después ajustó esa definición.

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por:
Juan Provéndola

"En los 60', la izquierda nos acusaba de hacer una música burguesa, capitalista, que atentaba contra la conciencia de clase; mientras que la derecha decía que el rock era un invento de las ideologías ateas para destruir la juventud cristiana",  Pero yo digo lo que dijo Goethe: 'El artista no debe descender a la arena política'". 

Esa declaración fue una entre tantas que Javier Martínez dejó en "Tanguito, la verdadera historia", libro del cual tomó contexto la película "Tango feroz". Sin embargo, esta destacó entre otras por ser la primera definición concluyente que un referente de la cultura rock argentina hace en relación a las ideologías políticas del país. 

Más adelante, en 2005, Martínez profundizó ante este cronista:  "Yo me fui en 1972 del país, pero no por razones políticas, ya que siempre fui un anarquista nihilista individualista. Es más: no creo en el hombre. Y desconfío bastante de aquello que lo creó. El hombre me parece maravilloso por un lado, pero un horror por el otro. Ojo, respeto a la gente que tienen militancia política. Pero me parece que es al pedo. No sirve para nada: mirá como naufraga todo".

Una década después de aquel encuentro en un bar de Almagro, el trío Manal se juntó por última vez en una conferencia de prensa para presentar el DVD que registró la reunión de 2013 en el club privado Red House. Nuevamente, este cronista le consulta a Javier Martínez si seguía coincidiendo con los términos del filósofo alemán. "Sí, pero no quiero que sea malinterpretado o mal utilizado", aclaró. 

"De ninguna manera hablo de ser prescindente de la participación política. Participar como ciudadano está bien, y hasta incluso diría que es lo que debería ser normal, ya que la democracia nos lo pide y también nos lo permite. Lo que no me parece ético es poner tu talento artístico al servicio de un partido, por la sencilla razón de que el arte y la política se manejan en dos dimensiones diferentes. Ni mejores ni peores, ni superiores ni inferiores, simplemente distintas. ¿Leíste la novela Mefisto? Es la historia de un actor que, durante el nazismo, es seducido por el poder político para que trabaje con ellos. El tipo transa y... no quiero contar el final. Pero termina muy mal. Y ese ejemplo valida la sentencia de Goethe a la cual aún suscribo". (www.REALPOLITIK.com.ar)


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