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17 de abril de 2024 | Nacionales

Desaparecido sin acción

El panperonismo en terapia intensiva

Una consecuencia de la victoria de Javier Milei fue la atomización y virtual desaparición de la escena pública de las fuerzas políticas tradicionales.

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Juntos por el Cambio lleva más de dos años en terapia intensiva, y sólo es un sello al que ocasionalmente se alude pero que no expresa ningún contenido real. A su interior, el radicalismo es una diáspora dividida y controversial que no expresa programa ni coherencia alguna; la Coalición Cívica no pasa de algún rezongo ético o institucional de Elisa Carrió; el pichettismo hizo rancho aparte y amplió sus filas y el Pro naufraga entre la fractura y su absorción por La Libertad Avanza, y apenas si conserva parte de su estructura porteña.

La izquierda, por su parte, mantiene su discurso testimonial y sólo alcanza cierta visibilidad a través de los movimientos sociales. ¿Y el panperonismo? Desaparecido sin acción, orbitando entre la pasividad extrema y la disputa por la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner. La ex presidente, entre tanto, se ha corrido de la visibilidad pública, y cada tanto recuerda que no se retiró difundiendo alguna carta o propuesta sin pretensión de ser discutida en serio. Sólo se sobreexponen algunos personajes menores, que de ninguna manera podrían aspirar al liderazgo, como el  ”perdonado” Guillermo Moreno o el voluntarista Juan Grabois. Por más que el gobierno de Milei insiste en tratar de subir a Kicillof al ring, el gobernador porteño apenas si lanza algunas frases críticas como respuesta, mientras que el resto de los gobernadores peronistas atienden su juego y esconden la cabeza.

La principal preocupación de todos ellos consiste en no perder el control de sus kioscos, o lo que queda de ellos, desentendiéndose de todo involucramiento con el sufrimiento y el declive de la sociedad. Ni siquiera la CGT asoma demasiado la cabeza, limitándose a respaldar el reclamo universitario, mientras que convoca a una movilización para el feriado del 1 de mayo y fija fecha para un paro con un mes de anticipación, para el que todos saben que aguarda alguna señal del gobierno para levantarlo. Por su parte, el massismo se reorganiza en silencio y aconseja esperar el desgaste antes que pasar a la acción.

La sociedad argentina no encuentra ninguna protección ante el ajuste irracional de Milei y compañía de parte de la dirigencia política ni sindical. Librada a su suerte, se limita a realizar protestas fragmentarias de jubilados, despedidos y olvidados, que son fácil presa de la represión y el desgaste. Justamente en esta bronca acumulada y la falta de conducción política de los descontentos radica el principal temor del poder financiero internacional: que el estallido social se produzca de manera espontánea, sino control político ni límite alguno, a partir de alguna protesta por una causa común, lo suficientemente convocante como para alcanzar amplio consenso social. No pueden pronosticarse las reacciones sociales: simplemente suceden. ¿Será la movilización universitaria del próximo martes del punto de partida?

La posición del panperonismo puede resultar suicida. Su estrategia de hacer la plancha mientras espera la explosión social puede resultarle calamitosa. También su expectativa de captar a los descontentos que votaron otras opciones políticas, abandonando a quienes sí lo votaron y que casi le permiten acceder a Sergio Massa a la presidencia en primera vuelta. Por mirar el campo ajeno descuida el propio, sin tomar en cuenta que perdió casi la mitad de sus sufragios entre 2019 y 2023. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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